¡Sorpresa! Lo sé... ¿hablar ahora de votos, de elecciones? No me echéis la culpa a mi. La tiene El País y este artículo ('El pueblo se subleva contra el alcalde') que me pareció un ejemplo fantástico para explicar lo que vale un voto. O que tal vez tenemos una Ley Electoral que estaría bien repensar (por no decir palabrotas).
El caso es, my friends, que resulta que en el pequeño pueblo navarro de Garínoain ha salido de alcalde un tío "como Dios manda", un líder ultraderechista. Esto no sería relevante si no fuera por el escrutinio de las votaciones: 305 vecinos votaron en blanco y 18 al partido ultra en cuestión. Como con los 18 votos alcanzó el 5% que requiere la Ley Electoral para tener representación... ¡¡tachánnnnn!! Javi (que así se llama el fenómeno) elegido Alcalde.
Bueno, para darle una vuelta más de tuerca a la retorcida historia, no salió Javi sino Gonzalo, que era el verdadero cabeza de la lista. Pero éste, ante los abucheos y críticas de los vecinos, tuvo la decencia de darse el piro.
Esto es el resumen de la historia que yo hoy quería traer aquí como reflexión sobre que, tal vez, la ley esté por revisar. Está claro que costó mucho de pensar en su día y se intentó hacer lo más perfecta posible, pero también que los años dan experiencia y que si se han detectado errores, deberían corregirse.
A los vecinos de este pueblo, como sólo se presentó una candidatura, no les quedó otra que intentar que ésta no llegara al 5% de los votos. Pero ya habéis visto... no son tantos. Y el resultado ha sido que ha valido más lo que han querido 18 personas que lo que preferían 305. No sé que será exactamente, pero algo está mal aquí.
Por otra parte, y con cariño lo digo, les está bien empleado el susto, porque a esta situación se ha llegado por no querer asumir nadie la responsabilidad política de gobernar.
En fin, mucho se puede reflexionar sobre este caso de Garínoain y ahí está lo bonito, en el debate, en las opiniones... ahí lo dejo.
